viernes, 11 de marzo de 2011

De su llegada y sus problemas


-Buenos días.

-Buenos días, doctor.

-Cuénteme, su problema…

-Es… que no sé por donde empezar.

-Por el comienzo, respire hondo, 1,2,3…y empiece.

-Bueno, mis problemas empezaron aquella mañana en la que ella apareció, en realidad hacia un par de meses que ella ya estaba en mi vida, pero esa mañana se hizo evidente todo, ella había llegado para quedarse y esa idea se me hizo insoportable, sabia que tenia que tomar medidas para que se fuera y que no iba a ser fácil, pero jamás pensé llegar a los extremos a los que llegué, pero ya ve, por eso es que vine a verlo, a ver si entre los dos arribamos a una solución

- Bueno, bueno, a ver, cuénteme que hizo hasta ahora.

-Al principio trate de ignorar, de decirme que esto era lo normal, que llegada una determinada edad esto es inevitable y que lo que se debe hacer es conformarse y tratar de que las cosas no empeoren, pero no hubo caso, mi sentimiento profundo era que desapareciera, que saliera de mi vida, que todo volviera a ser como antes, por eso ante tan determinante certeza, decidí tomar medidas. Lo primero que hice fue ejercitarme, con mucha paciencia y a conciencia me tome el trabajo de todos los días y a partir de pequeños…. ¿cómo le explico?.... signos… le hice ver que iba a deshacerme de ella. Pero ni se inmutó, continuó ahí tan impávida como siempre y fue ahí donde entré a desesperarme. Acudí a todos los métodos conocidos y desconocidos, fui a grupos de autoayuda, visité a toda persona que prometía tener solución a mi problema. Hasta pensé en la trágica posibilidad de pasar al cuchillo… Fue entonces cuando me comentaron sobre usted, que ya había ayudado a varios y que sus métodos eran efectivos y definitivos, por favor sea sincero y dígame ¿esto tiene arreglo?

-Primero déjeme decirle Marita, que lo suyo no es tan grave, que lo que usted tiene es un trastorno obsesivo, y que eso lo iremos tratando sesión a sesión, en cuanto a ella, haremos un dieta estricta y una serie de ejercicios y yo le garantizo que para fin de año, usted volverá a ser la de antes y no tendrá que preocuparse mas por su silueta.

martes, 1 de marzo de 2011

La Despedida


Su olor aún seguía pegado a la almohada.
Cuando lo vio salir esa mañana por la puerta supo que ya nunca más regresaría.
Ya no podía retenerlo a su lado. Ella que le había dado los mejores años de su vida, estaba derrotada, esta vez no hubo excusas para retenerlo.
Lo había intentado todo, hacerse pasar por enferma, generarle culpas, y otras triquiñuelas algo siniestras, pero si bien por más de veinticinco años le dio resultado, esta vez no lo convenció, y tuvo que resignarse a sufrir la pérdida más grande de su vida.
Y todo porque, por esa perra que se le cruzo en el camino, maldecia la mañana en que se la cruzó, al principio penso que era una buena mujer, que sus intenciones eran estrictamente profesionales, que solo lo iba a ayudar con su trabajo. Hasta pensó en ser su amiga, cuantas veces la invito a cenar, seguro que ya pasaba algo, y los dos se reían a sus espaldas. Y lo peor es que no podía culparla, el era irresistible para las mujeres, quizás ella merecería que la perdonara. Pero no, la muy cualquiera le robo a su bebe, a ese ser al que le dio vida, se llevo a su hijito querido, eso no tenía perdón, ninguna madre perdona eso jamás.