El recostado detrás mío en la cama, yo sentada tratando de juntar valor, entre un dolor de espalda y la tos crónica de fumadora arrepentida.
Una mortecina luz solar pegando en la pared y el saber que hay que salir afuera, que hay que entregar trabajos, que hay que laburar.
Toda esa sarta de cosas rutinarias que hacen querer perder las llaves y no salir más.